
Estoy segura de que lo primero con lo que asocias el yoga es con la relajación.
Aunque el yoga puede ser muy diferente y, créeme, tiene una gran cantidad de ejercicios y prácticas que pueden hacerte sudar bastante.
Pero, después de todo, el efecto relajante y antiestresante del yoga es el más conocido desde siempre.
Fue uno de los primeros estudiados por la ciencia.
En el yoga hay varios grupos de factores que contribuyen a esto.
Pero antes de hablar de ellos, quiero aclarar y explicar
¿Cómo y por qué se relaja al cuerpo humano?
Este estado se ACTIVA por una parte muy importante del sistema nervioso autónomo.
Se llama el sistema PARASIMPÁTICO.
Es responsable de la regeneración, restauración y descanso de tu cuerpo.
Así pues, si hablamos sobre el efecto relajante del yoga, podemos especificar los tres niveles principales que activan el PARASIMPÁTICO.
1. El ejercicio físico.
Especialmente posiciones invertidas.
Ellas redistribuyen la circulación sanguínea.
Una oleada de sangre llega a la cabeza y hasta la parte superior del cuerpo, estimulando los barorreceptores.
Que no te repela este término fisiológico tan complejo 😥 .
Su función es muy simple de explicar.
No es casualidad que fueran llamados “BARO” receptores.
Éstos son muy sensibles a CUALQUIER cambio de presión y se encuentran en las paredes de algunas de las principales arterias de la circulación sistémica.
El reflejo barorreceptor como regulador de la presión arterial, es uno de los mejor estudiados por la ciencia.
Cuando la presión sobre pared arterial aumenta, se estimulan los barorreceptores y envían señales al sistema nervioso central.
Estas señales se reenvían al sistema vegetativo autónomo, que a su vez da la orden al PARASIMPÁTICO de bajar la presión arterial.
En consecuencia, el cuerpo se relaja y se tranquiliza.
2. La respiración
De nuevo, en la regulación del efecto relajante está implicado el sistema nervioso autónomo.
Cuando el practicante de yoga empieza respirar profundamente, su tono cambia durante cada ciclo.
Las inspiraciones aumentan y estimulan el sistema SIMPÁTICO.
Este sistema es responsable del estado activo y enérgico.
Las espiraciones estimulan PARASIMPATICO.
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La mayoría de las prácticas de respiración en el yoga se efectúan llevando a cabo las exhalaciones alargadas.
Como consecuencia, durante los pranayamas (ejercicios de respiración) suele ser más activo el PARASIMPÁTICO.
3. Las prácticas de meditación y relajación
En este caso desencadena una especie de mecanismo feedback que está presente en muchos de los procesos vitales del cuerpo humano.
Cuando está activo el PARASIMPATICO, el tono muscular siempre se reduce.
Pues, durante las prácticas de relajación y meditación, especialmente realizadas en posición horizontal, el yogui relaja profundamente los músculos esqueléticos, logrando así reflexivamente aumentar el tono PARASIMPÁTICO a consciencia.
De hecho,
las técnicas de yoga son tan variadas y poderosas, que pueden cambiar significativamente el equilibrio vegetativo en una dirección u otra.
Y allí radica la dificultad de formación y enseñanza.
Los ejercicios muy simples, a primera vista, esconden mecanismos muy potentes de acción.
Por lo tanto SIEMPRE, en todos los textos antiguos y las escuelas tradicionales, a los practicantes que tenían intención de enseñar se les requerían dos requisitos básicos:
1. La existencia de un maestro (los autodidactas no tenían ninguna posibilidad en este sentido)
2. Los años de práctica constante

«Mi objetivo es AYUDARTE a
ADQUIRIR CONSCIENCIA sobre el
VALOR REAL DE LA SALUD.»
Lana Védas.
Creadora Método on-line Cronobioyoga.
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